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Profesor: Daniel La Parra
E-mail: daniel.laparra@ua.es
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jueves, 27 de febrero de 2014

Contar la población migrante

Esta entrada pertenece al tema 2 (ver contenidos)  

El intento de cuantificar a la población inmigrante y emigrante en un país como España a partir de las estadísticas oficiales cuenta con varias dificultades. Podemos partir de una definición estándar de migrante internacional. Por ejemplo, adoptando la definición de la ONU hablaríamos de una persona que ha traslado su residencia de forma permanente durante un período superior a un año. ¿Cuántas personas cumplirían tal condición en España, actualmente?.

Inmigrantes en España

1) Según el Padrón Municipal (INE), Estadística del Padrón Continuo, a 1 de enero de 2013 se contabilizan  5.546.238 extranjeros en España, esto es un 11,8% de la población total. Sobre esta cifra se pueden introducir varios matices:
  • El dato se refiere a población extranjera, pero no sabemos si se trata de población inmigrante. Por ejemplo, pueden ser extranjeros no inmigrantes los nacidos en España que mantienen la nacionalidad de sus padres. También puede haber personas extranjeras registradas en el Padrón que ya no residen en el país (los extranjeros no comunitarios sin permiso de residencia permanente han de renovar su inscripción cada dos años). Igualmente, se puede pensar en personas extranjeras que no llevan un año residiendo en el país. Finalmente, pueden ser españoles e inmigrantes las personas que hayan adquirido la nacionalidad española (lo que nos vuelve a plantear la pregunta de Sayad: ¿cuándo se deja de ser migrante?) o la personas con nacionalidad española que anteriormente residían en el extranjero. 
  • Puede haber inmigrantes en España que no se han registrado en el Padrón. Hasta la aprobación del Real Decreto 16/2012 el empadronamiento permitía el acceso a la tarjeta sanitaria a personas en situación administrativa irregular, pero ahora ya no se puede acceder a este derecho mediante el empadronamiento.
2) Una segunda forma de contar es considerar el número de personas nacidas en el extranjero, operación que también permite la explotación estadística del Padrón Municipal (INE). En España, a 1 de enero de 2013, se registran 6.640.536 nacidos en el extranjero, lo que supondría un 14% de la población total. Esta cifra también ha de tomarse como una aproximación al estudio de las migraciones ya que las personas nacidas en el extranjero no cumplen necesariamente con los requisitos de la definición de inmigrante. Puede haber personas que hayan nacido en el extranjero, pero que no hayan tenido residencia en el extranjero de forma permanente; también puede haber personas nacidas en España que hayan migrado y despúes migrado de regreso (migración de retorno); algunas de las personas registradas no llevarán un año de residencia en España, etc.

El Padrón permitiría igualmente cruzar la información de país de nacionalidad y país de nacimiento, aunque con ello se sigue ofreciendo una aproximación al estudio de las migraciones, pero no una estimación del número de migrantes.

3) Una información derivada del Padrón Municipal, es la Estadística de variaciones residenciales. Esta se produce a partir del estudio de las altas y bajas en el Padrón, esto es, cuando una persona cambia su residencia en España y lo notifica produce al mismo tiempo una situación de alta y otra de baja por haber cambiado de residencia. En el caso de las personas que acuden a España y se registran en el Padrón, hablaríamos de nuevas altas (exteriores). En 2012 se registraron 370.515 altas procedentes de otros países. En el caso de las personas que se dan de baja, ya sea porque salen del país o no confirman su empadronamiento a los dos años (exigencia que se realiza únicamente a la población extranjera empadronada) hablaríamos de bajas exteriores. En 2012 se registraron 377.049 bajas (un 85% de ellas de población extranjera).

  • Como se observa esta información permite conocer los flujos de población, siempre y cuando la población se registre en el padrón al llegar al país y se dé de baja al salir. Quedarían fuera del cálculo todas las personas que no registran su cambio de residencia. Con respecto a las altas, esto afectaría principalmente a la inmigración económica irregular, pero también a la población comunitaria que aprovechando la libre circulación de personas no formaliza su situación de residencia en España. En el caso de las bajas, como se procede de oficio a dar de baja a las personas extranjeras (cuando son ciudadanos no comunitarios sin autorización de residencia permanente) que no confirman su situación de empadronamiento cada dos años, las bajas pueden no traducirse en la salida real de la persona del país. Por la misma causa, puede ser que la baja no se contabilice hasta dos años después de la salida real del país.
Gran parte de las limitaciones relativas al Padrón y, por tanto, a la Estadística de variaciones residenciales como instrumento para conocer los movimientos migratorios está relacionada con el hecho de que no se registra la información sobre el tiempo de permanencia en la residencia, información que, por otra parte, estaría fácilmente disponible (se trata de calcular la diferencia entre la fecha de alta y la de baja), pero de la que no se hace explotación.

Otra de las limitaciones es la falta de información biográfica. Pongamos un ejemplo: una migración de salida y otra de retorno (años más tarde) de una misma persona contarían como dos procesos migratorios independientes en el caso de que haya registrado la salida y después la vuelta o como ninguna migración en caso de que no haya registrado la salida. La Estadística de Migraciones (ver punto 4, más adelante) sí que considera información biográfica pero únicamente para altas y bajas de una persona que distan entre sí menos de doce meses).

Todavía son mayores las limitaciones si se busca emplear estas fuentes como aproximación al estudio de las diferentes formas de movilidad humana (lo que incluye las migraciones, pero también todo tipo de situaciones: viajes de corta, media y larga estancia, situaciones de residencia habitual compartida en varios lugares a lo largo del año, nomadismo, etcétera). De igual modo, cuando se emplean para estudiar migraciones puede que, en ciertas ocasiones, se estén registrando como situaciones migratorias, realidades que encajan mejor en otras formas de movilidad. Por ejemplo, si un estudiante extranjero se establece en España por cuatro meses en verano para aprender español y se empadrona durante ese tiempo, podría figurar como una alta y una baja de cara a la estadística de flujos y por tanto en la Estadística de Migraciones, que se comenta a continuación.

4) La Estadística de Migraciones, publicada por el INE a partir de los datos de la Estadística de Variaciones Residenciales y los datos del Padrón, supera algunos de estos problemas, aunque no todos. Su principal mérito es que cruza la información de varias fuentes, incluida la información de nacimientos y defunciones (Movimiento Natural de Población), o las de adquisición de nacionalidad, para proporcionar cifras con coherencia interna relativas tanto al saldo vegetativo, como al saldo migratorio, A partir de esta fuente se puede conocer que en el primer trimestre de 2013 el saldo migratorio fue de -124.914 personas (más emigración que inmigración). También informa de que en 2012 un total de 94.295 personas adquirieron la nacionalidad española y que en el primer trimestre de 2013 la cifra de personas que adquirieron la nacionalidad ya ascendía a 123.967 personas.

Uno de los hecho más interesantes es que esta fuente registra el número de emigrantes, contando un total de 259.227 emigrantes en el primer semestre de 2013, de los cuales un 10% eran españoles nacidos en España.

Como principal inconveniente de esta fuente se ha de apuntar el problema ya señalado de que  siempre depende de que exista un registro de alta y de baja. En estos momentos, por ejemplo, es probable que cuando una persona sale de España para buscar oportunidades laborales en países de la Unión Europea no registre su situación hasta que sea estable, como de hecho ocurre de forma generalizada en los jóvenes en el tránsito del hogar de origen al hogar de destino (durante su proceso de emancipación) dentro de nuestras fronteras. Otro problema de la fuente podría ser la existencia de falsos registros en el Padrón.

Por otro lado, se trata de una encuesta de flujos y no informa sobre los tiempos de residencia, por lo que resulta difícil valorar procesos como las remigraciones, las migraciones de retorno o la estabilidad de las inmigraciones y emigraciones y otras formas de movilidad (con estancias más cortas). En definitiva, cuando se estudian los stocks se pierde información sobre los flujos y viceversa.
 
En el siguiente artículo publicado en la REIS, por Carmen Ródenas y Mónica Martí, se puede encontrar una valoración de La Estadística de Migraciones. En el estudio se hace una comparación con otra de las fuentes que habitualmente se ha empleado para estudiar las migraciones, esto es, con la Encuesta de Población Activa que recoge algunas preguntas sobre procesos migratorios de las personas encuestadas. Como conclusión se puede señalar que por tratarse de datos de encuesta esta fuente presenta problemas mucho mayores que los apuntados a partir de los datos de registro.
  
 5) Encuesta Nacional de Inmigrantes (INE, 2007), se trata de una encuesta y no de datos de registro, por lo que presenta graves inconvenientes como fuente para estimar el número de inmigrantes y no informa sobre el fenómeno de la emigración. Sin embargo, fue una fuente relevante para conocer las características sociodemográficas de los inmigrantes a mitad de la pasada década. No ha tenido continuidad por el momento.

6) Otra forma de aproximación al fenómeno de las migraciones es hacerlo a través de los permisos de residencia, es decir, estudiar a aquellas personas que cuentan con una situación administrativa regularizada. En este caso se ha de recurrir a la Secretaría General de Inmigración y Emigración del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. A partir de esta fuente se puede conocer la siguiente información:

"A 30 de junio de 2013, el número de extranjeros con certificado de registro o tarjeta de residencia
en vigor es de 5.503.977. Considerando el régimen jurídico de aplicación, 2.702.867 corresponden a Régimen Comunitario, es decir, el 49,11% del total, y 2.801.110 a Régimen General (50,89%)"
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Como se observa, en estos momentos, la cifra es prácticamente idéntica a la recogida en el Padrón a 1 de enero de 2013 - 5.546.238 extranjeros frente a 5.503.977 extranjeros con tarjeta de residencia o certificados de registro - lo que indicaría que. o bien apenas existe población en situación administrativa irregular o que la población irregular no se empadrona. Durante la década pasada existía una importante distancia entre ambas cifras (llegaba a superar el medio millón de personas) y la diferencia habitualmente se empleaba como estimación de la población en situación administrativa irregular. Por otro lado, en el caso de la población comunitaria es esperable que la cifra de población presente en el país, sobre toda en las zonas del llamado turismo residencial, pero también para grupos nacionales específicos, sea mayor de la registrada en estas fuentes, aunque no siempre serán migrantes en sentido estricto: poblaciones con pautas de mayor movilidad, residentes a tiempo parcial, migraciones estacionales, migraciones circulares, etc.

7) Españoles en el mundo. 

Las estadísticas sobre los españoles residentes en el extranjero también tienen sus dificultades. Además de las estadísticas de flujos ya citadas, una forma de aproximar el número de españoles en el mundo es emplear el Censo Electoral de Españoles Residentes en el Extranjero (CERA) en la que se contaba un total de 1.709.901 españoles en el extranjero. Claro que se vuelve a confundir migración y nacionalidad, es decir, con este dato se excluye a los extranjeros que migraron desde España y, por supuesto, a la población que no tiene edad para participar en elecciones, también se deja fuera a los españoles que adquieren otra nacionalidad en el destino. Por otro lado, informa de un stock, pero el dato puede hacer referencia tanto a personas que han salido muy recientemente, como a personas que salieron hace mucho del país o, incluso, a personas que tienen derecho a voto por ser españoles, pero que nunca han migrado desde España a otro país. Finalmente, puede haber personas que no hayan cursado su alta en el Censo Electoral.

Una segunda forma de aproximar la cifra es usar el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero que aporta un total de 1.931.248 españoles en el extranjero (la cifra tiene similares limitaciones que la anterior fuente, de hecho están relacionadas, aunque ahora sí que se incluye a los menores de 18 años). Este Padrón se realiza a partir de las inscripciones consulares, por lo que las personas no inscritas no serían contabilizadas.

Una alternativa sería recurrir a los sistemas estadísticos de distintos países para contabilizar cuántas personas nacidas en España y/o con nacionalidad española figuran en los mismos. Esto lo ha hecho, por ejemplo, Carmen González en este análisis, aunque sólo para Alemania, Reino Unido, Francia y Suiza, sin encontrar discrepancias muy amplias.

Desde el análisis de Amparo Gómez Ferrer se considera, además de dichas fuentes, estimaciones basadas en la idea de que parte de los españoles que emigran no se dan de baja en el Padrón cuando salen de España. Por tanto, se ofrecen cifras más altas que las aportadas por la Estadística de Migraciones: frente a los cerca de 225.000 emigrantes estimados entre 2008 y 2012, esta autora aporta la cifra de unos 700.000 emigrantes (nacidos en España). En el trabajo también se compara con las estadísticas producidas por los países de destino (Alemania y Reino Unido). La diferencia principal en la metodología es que el estudio anterior estudia stocks de población y en este la estimación se hace a partir del estudio de flujos.  Por otro lado, en este caso, se asume que pueden existir niveles de subregistro importantes.
 
El problema en uno y otro caso es que ambas metodologías son aproximaciones para el estudio de las migraciones. Para mejorar las conclusiones sería necesario ligar la información de flujo y stock en registros biográficos, aspecto este que no permiten las fuentes utilizadas. Por ejemplo, es posible y verosímil que por cada proyecto migratorio que cuaja (personas que deciden trasladar su residencia de forma permanente) existan muchos proyectos migratorios que fracasan (se regresa o se busca suerte en otro lugar), en especial en el marco de la Unión Europea. Esto explicaría la existencia de muchos flujos con variaciones leves en el stock (o que las variaciones en el stock tarden más tiempo en producirse). De igual modo, no se puede descartar que parte de las salidas que se producen no encajan con la imagen tradicional del emigrante, en la medida que puedan responder a proyectos de formación o mejora de las competencias profesionales, pero marcados por un tiempo definido de estancia en el exterior (por ejemplo, aprender un idioma, trabajar durante un tiempo en un determinado puesto para adquirir experiencia, beca de estudios, realización de un trabajo de corta duración, exploración del mercado de trabajo, salidas del país vinculadas a una empresa con base en España, etcétera). Si parte de estos movimientos se registrasen, afectaría de forma importante a los flujos, pero no al stock. De nuevo, lo migratorio no se puede desligar del tema de la movilidad humana. Por otra parte, los fenómenos sociales son más complejos que los instrumentos que tenemos para dar cuenta de ellos.